Hasta hace poco, las agresiones a médicos, ATS o profesores, eran consideradas simples faltas de lesiones; o, en su caso, de amenazas o coacciones. Pero la situación ha cambiado, ya que la Fiscalía General del Estado ha tomado conciencia del problema de tener a los funcionarios de la enseñanza y de la sanidad pública atemorizados en su trabajo. Todo ello porque los ciudadanos sin educación y sin principios reclamen a los mismos implorando la ley de la selva. Antes no era habitual que un alumno había pegado aun profesor o que su padre había interrumpido en una clase.
Como tampoco era frecuente escuchar que un usuario de la sanidad o pariente de éste calmara su ansiedad ante las largas esperas o la falta de información, pegándole un mamporrazo al doctor o enfermera que le cogiera más cerca. Poco a poco la interpretación del derecho se adapta a la realidad social y se comienza a hacer justicia. No es lo mismo que se imponga una multa que una condena de prisión para los que transgreden las normas. Los tribunales aprecian que se comete un atentado contra la autoridad cuando las víctimas son las personas, y no falta.
El correo de Andalucía,4 de diciembre de 2006.