Uno de los implicados en la trifulca ocurrida en el estadio bético afirma que ha presentado una denuncia contra el presidente sevillista por insultos y vejaciones, lo que dará lugar al correspondiente juicio de faltas. No sabemos la actitud del denunciado, que puede denunciar la agresión, y se convertiría en denunciado-denunciante, igual que el Sr. Páez devendría en denunciante-denunciado. Todo ello, por supuesto, a fin de que prevalezca el derecho de defensa. Por otra parte, el Sr. Del Nido puede comparecer o no, aunque siempre puede defenderse por medio de su letrado aún estando ausente.
Lo que sí parece que tienen ambas partes son testigos. Las declaraciones y su reconocimiento de los hechos son esenciales, pero las testificales son las que inclinan la balanza. Ante las versiones contradictorias de los testigos, el juzgador puede dictar una sentencia absolutoria para ambos. Y no es que quiera comparar, pero al igual que las buenas relaciones de vecindad no impiden los juicios de vecinos, los dirigentes centenarios pueden verse ahora rebajados a presentarse a un juicio de faltas en el que la audiencia pública está asegurada, y no sería sorprendente que hasta aquel que madrugue sólo encuentre entradas de reventa.
El correo de Andalucía,19 de febrero de 2007.