Hace tres meses, iniciamos un grupo de abogados de Sevilla una singladura hacia los comicios de nuestro Colegio y, el viernes pasado, finalizó las misma hacia la medianoche. Primero, formamos un grupo de dieciocho letrados comprometidos en presentar a nuestros compañeros un proyecto ilusionante para reformar y modernizar nuestra institución. Después, redactamos un programa ambicioso pero posible de cumplir. Y nos sumergimos en una campaña para dar a conocer a los letrados sevillanos quiénes éramos y qué queríamos hacer.
Llegamos a nuestro Colegio preparados para ver cómo se abrían las urnas y pasar el día recibiendo a nuestros colegas. Era un día grande para nosotros y todos teníamos la ilusión de ganar. Pero cuando conocí el resultado de la primera y decisiva urna, no dudé en dirigirme a mi Decano por tercera vez ya, José Joaquín Gallardo, para estrecharle la mano y felicitarle sinceramente. Y lo hice de todo corazón, porque había triunfado y porque había conseguido un resultado histórico. Y, cuando los compañeros me preguntaron qué tal me lo había tomado, les contesté que muy bien. Por do motivos: primero, porque el hombre debe estar preparado para lo bueno y para lo malo; segundo, porque competir es luchar, dar, querer, aprender, y, sobre todo, ganar.
El correo de Andalucía,9 de octubre de 2006.