Conocemos por experiencias personales o los medios de comunicación casos en los que el conductor de un vehículo a motor o ciclomotor se ha dado a la fuga después de atropellar a un peatón o de haber impactado con otro automóvil ocupado por personas que pueden estar heridas. Si ese individuo que se ha marchado del lugar se ha dado cuenta de lo ocurrido y, además, las víctimas del accidente no están siendo atendidas, nos encontramos con la comisión de un delito de omisión del deber de socorro. Tenemos el deber de socorrer a personas que estén desamparadas y en peligro, más el que ha causado el daño.
Es frecuente que se escabullan cuando han causado daños con su coche a otro, a un inmueble, mobiliario urbano, etc. El responsable si ve que puede evadirse, así lo hace para eludir cualquier compromiso. Hay casos como el de este fin de semana, en el que una excavadora ha colisionado con una terraza. Ha dañado parte de ésta, cayendo trozos de material a la vía pública, y frente a un concurrido bar. Pues bien, el conductor de la máquina siguió su camino adelante como si nada hubiera pasado. Menos mal que alguien lo vio y ha reconocido ser él. Pero siempre terminan estas historias así.
El correo de Andalucía,22 de enero 2007.