El Juzgado de lo Penal ha rechazado la petición de Farruquito para que la pena privativa de libertad que se le impuso se conmutase por multa o trabajos en beneficio de la comunidad. Si finalmente el artista va a prisión, hay que preguntarse qué gana la sociedad con ello. Evidentemente, se puede decir que es un castigo ejemplarizante y que así otros conductores desalmados aprenderán.
Pero si estuviésemos en otro país europeo, como por ejemplo Italia, una persona como Farruquito, sin antecedentes penales, con trabajo e ingresos suficientes, con domicilio fijo y conocido, y con muchas personas que dependen de él, no iría a la cárcel. Hay alternativas como los trabajos sociales, el arresto domiciliario o el control de la libertad condicional por medios telemáticos. Precisamente, se está preparando ahora una reforma de las normas penitenciarias españolas. Gracias a ello las condenas con cárcel podrán cumplirse fuera de los centros penitenciarios, con otras medidas de seguridad.
El correo de Andalucía,6 de noviembre 2006.